Estimado José Antonio Santano:
Aproveché las fiestas navideñas para las lecturas pendientes, y uno de los libros que leí con mayor gusto fue, precisamente, Tiempo gris de cosmos. Me sorprendió lo bien integrados que están la manifestación lírica y la conciencia comprometida, así como la propia estructura del libro.
En la primera parte, en esos poemas por lo general breves, y tras la estupenda obertura que es ‘Lluvia’ —preciosa canción—, la visión del instante, del suceso o el concepto simbólico, aprovechada para una reflexión teñida a veces de suave humor, es muy expresiva de los dos aspectos: el sentido poético y el sentimiento de la injusticia y del sufrimiento universales.
Además, a partir de una perspectiva que no deja en ningún caso de pertenecer a la poesía, hay textos que tienen el sentido y el movimiento de los minicuentos: ‘Certeza’, ‘El campus’, ‘El móvil’, ‘Nada que hacer’…
La segunda parte mantiene el mismo espíritu —sentido poético y sentimiento de grave conciencia de la realidad— y me parece que esos diez poemas que se suceden, y que comienzan todos con la misma o parecida interpelación, tienen un aire que me recordó en su voluntad poética, sin que haya relación directa alguna con ellos, a otros poemas vigorosos de poetas con intención universal, como Witman o Neruda. Además, jugando con parecido formato, se repasa en ellos también un importante panorama de la injusticia y el dolor de nuestros días.
Esperando al Hombre que oficia de Hombre, le envía un fuerte abrazo
José María Merino
Escritor y Académico de la Real Academia Española de la Lengua