Compartimos una interesante reseña que nos han hecho llegar sobre El legado del príncipe de Cachemira, de Reza Emilio Juma, elaborada por Bertha Alicia Gutiérrez Pérez.
En un mundo en donde la doble moral “vestida y cubierta por mantos o capas que la ocultan”, aparece la desnudez de un hombre que, en aparente salvajismo y destellos de inocencia, muestra los deseos más ocultos y las necesidades mas instintivas que muchas veces rigen la vida o la ensombrecen ante una sociedad que pretende maquillar y sostener una falsa realidad que lleva al sufrimiento, y los aleja de lo que verdaderamente es amar.
Recibí el libro de manos del autor, como artista compartía su entusiasmo y la pasión con el que lo había creado… tenía mucha curiosidad de leerlo y de saber qué nuevas aventuras habrían pasado por la mente del escritor, pues conociendo su estilo sabía que estarían por demás interesantes, divertidas, reflexivas, hasta cierto punto controversiales y confrontativas, aunque nunca imaginé a qué grado.
El legado del Príncipe de Cachemira es una novela histórica, romántica y apasionada. Gita es el nombre del príncipe al que a veces no sabes si amar u odiar, pues te lleva a los extremos con sus creencias y acciones generalmente instintivas, y que son precisamente las que lo acercan al cumplimiento de su legado. Los temas que aborda en sus vivencias tocan fibras muy sensibles y a la vez te envuelven en su aventura tan detallada que puedes imaginar y sentir perfectamente todo lo que el personaje está experimentando.
El narcisismo del personaje y el manejo del erotismo en la novela son temas relevantes; la vida sexual de Gita es muy importante a la vez con mucha pasión, con mucho detalle, y las mujeres, por supuesto, son parte esencial para el cumplimiento de su legado.
El protagonista manifiesta abiertamente sus creencias y se habla por todos lados acerca de su desnudez. Una desnudez que yo he interpretado de manera simbólica, pues considero al personaje como un ser humano con un espíritu libre, sin tapujos, sin nada que ocultar, pues se muestra auténtico, tal y como es, exponiendo sus ideas y deseos sin miedos; cometiendo errores y aciertos mismos que lo llevan a experimentar consecuencias que van desde las más placenteras, hasta los castigos más humillantes que un ser humano se pudiera crear en esta búsqueda incesante del sentido de la vida.
Durante la lectura pude observar nuevos puntos de vista acerca de temas delicados como la infidelidad, el fanatismo religioso, la imposición de creencias y sus consecuencias, como la guerra, en donde la religión ha sido utilizada por el poder para crear discordias y asesinatos en nombre y defensa de una fe mal entendida y un servicio al poder equivocado. Provocando crear en la conciencia del hombre, soledad, culpabilidad y un dolor profundo que ha sido transmitido de generación en generación.
El tiempo es el gran detalle. El tiempo a veces parece que no existe para el protagonista. Hay una eternidad manifestada, dioses y semidioses han sido creados para darle realce y credibilidad a muchos acontecimientos ficticios que parecen reales. La novela está muy bien argumentada, con mucha investigación y con una descripción minuciosa y tan clara, que la imaginación vuela y se llena de color ante la majestuosidad y misticismo de los lugares por los que transita. Lugares que considero fascinantes, como Bagdad, Damasco, Jerusalén, Palestina, Constantinopla, Egipto y finalmente Córdoba.
El escrito lleva un buen ritmo; es ágil y con un vocabulario sencillo, se nota que la trama está bien pensada y planeada para que puedas comprender los motivos, la búsqueda y formas de vivir de Gita según su origen y la época en que se desarrolla la trama. Hay muchos personajes, princesas, doncellas, esclavas, prostitutas, caballeros, príncipes, guerreros, entre otros, que lo acompañan en esta aventura y son quienes sostienen y permiten que esta historia sea transportada con éxito hacia su objetivo final, en donde lo que sucede es por demás inesperado.
Considero que la novela está destinada a lectores con una mente abierta y dispuesta a experimentar y conocer nuevas versiones de la historia y nuevas puntos de vista acerca del erotismo, el amor y la religión.
Quisiera escribir más, porque hay mucho más que decir, pero no acabaría y mejor dejar que ustedes mismos la lean, la vivan y la disfruten tal y como estoy segura que el autor lo hizo en el momento que la escribía.
Bertha Alicia Gutiérrez Pérez