Aré lo que pude

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Se atribuye a Isidro El Labrador, amigo fuerte de Dios, que ante los regaños de su patrón por pasar el día rezando y no trabajando, siempre reponía: «Aré lo que pude, señor». La idea de cultura tal y como la entendemos hoy es metáfora agraria y tardía, y todo garabato, ya sea en tablillas de cera o arcilla, rollos de pergamino, fotoshop o la mismísima tierra son solo una variante de esa devoción que el patrón le afeaba al pobre Isidro. Las líneas de Nazca, el grafiti, el bisonte de Altamira y el mudra que el Pantocrátor traza al aire obedecen a un mismísimo estro humano. El cálamo del pájaro sobre el papel vegetal, el hierro y la madera de la azada que parte honradamente la tierra y la pinza de avellano de un santo zahorí son en el fondo la misma forma rogativa de lluvia que la del tótem del chamán que apunta al cielo invocando el favor de las diosas tutelares.

De las tierras eriales del páramo a los montes descuajados se deja cada cual a su manera la vida roturando un papel en blanco, en la esperanza de que además llueva suave y abundante. A todo tempero, se vislumbra ferazmente a lo lejos la esperanza.

ISBN: 978-84-19427-31-1 Categoría: Etiqueta: ID Producto: 17668

Autor: Daniel Fuentes Casado.

Descripción

Se atribuye a Isidro El Labrador, amigo fuerte de Dios, que ante los regaños de su patrón por pasar el día rezando y no trabajando, siempre reponía: «Aré lo que pude, señor». La idea de cultura tal y como la entendemos hoy es metáfora agraria y tardía, y todo garabato, ya sea en tablillas de cera o arcilla, rollos de pergamino, fotoshop o la mismísima tierra son solo una variante de esa devoción que el patrón le afeaba al pobre Isidro. Las líneas de Nazca, el grafiti, el bisonte de Altamira y el mudra que el Pantocrátor traza al aire obedecen a un mismísimo estro humano. El cálamo del pájaro sobre el papel vegetal, el hierro y la madera de la azada que parte honradamente la tierra y la pinza de avellano de un santo zahorí son en el fondo la misma forma rogativa de lluvia que la del tótem del chamán que apunta al cielo invocando el favor de las diosas tutelares.

De las tierras eriales del páramo a los montes descuajados se deja cada cual a su manera la vida roturando un papel en blanco, en la esperanza de que además llueva suave y abundante. A todo tempero, se vislumbra ferazmente a lo lejos la esperanza.

Daniel Fuentes Casado


Daniel Fuentes Casado


Daniel Fuentes Casado. Templé los primeros rigores de la lectoescritura en las caligrafías Rubio, aunque aprendí a leer de corrido con los viajes de Simbad, el Marino. No es imposible que tanta aventura imprimiera un carácter culiinquieto que el tiempo no acaba de morigerar. Lloré a conciencia a la puerta del colegio todos los días de primero de parvulitos hasta la Semana Santa, y en segundo hasta Navidad. Es mi declaración de intenciones más honesta hasta el momento. Aunque nadie se molestó en explicármelo con estas palabras, la intuición infantil entendió prematura y sin error que la aprobación adulta pasaba por entenderse bien con los libros. Así que terminé por quererlos como a compañeros necesarios de armas. En lengua y literatura tuve los libros de Anaya de Lázaro Carreter. Honra, por cierto, a don Fernando. Antes de que los cánones sesgaran el gusto, recuerdo un asombro idéntico ante dinosaurios, hazañas de pioneros y santos, Verne, hechos de armas, los tebeos de Bruguera, la colección de El Barco de Vapor y las revistas del corazón que leía en casa de mis abuelos en una sillita de enea. Y ante los ciclos de Charlot y los Hnos. Marx que echaban en la 1 cuando era la única cadena; o ante la tele, así, en general, las tardes muertas, cuando los veranos de tres meses no solo eran posibles, sino habituales y la santa molicie solo se veía perturbada por los cuadernillos de vacaciones Santillana. De la molicie de aquellos lodos y de este año que empezó siendo de barbecho sabático y luego no lo fue, nace este poemario. Bienaventurados los que se aburren. Quien lo probó lo sabe. Antes de trabajar 40 horas a la semana y de que Internet cambiara definitivamente la pauta de lectura y de casi todo, había tiempo para escribir. Ahora que ya no voy de maldito y me puedo permitir no ser ágrafo, quiero honrar aquellos años letraheridos de lectura febril y escritura compulsiva. El año pasado Nazarí sacó de la caverna a 'El Hombre Analógico', primera entrega de la saga. Este año celebramos los estertores de la pandemia con este canto a la Esperanza que pretende 'Ubicuo alud de nívea luz divina'. Su tesis equivale a una promesa o aun a una amenaza: la esperanza es una altísima forma de combate. El que avisa no es traductor.

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Autor

ISBN13: 9788419427311
Colección: Daraxa
Tamaño: 14x21 cm
Páginas: 110
Idioma: Castellano
Edición: 1ª Ed.1ª Impr.
Fecha de impresión: Abril 2023
Encuadernación: Rústica con solapas

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