Descripción
Miguel Ángel Malo es un pintor de interiores. O varios de ellos en uno, pues parece como si fuera modificando la técnica pictórica a medida que el tiempo cristaliza en las diferentes edades. Los relatos (y microrrelatos) de Los trigos tan azules se organizan en un eje cronológico dividido en cuatro tramos: el primero (I) recorre con pinceladas impresionistas el territorio inalcanzable de la infancia, un segundo grupo de relatos (II) en los que la adolescencia y la primera juventud se expresan en trazos expresionistas al inquietante modo de Egon Schiele, y la madurez (III) y decadencia (IV) del último tramo de la vida pintadas de manera semejante a lo que hacía Hopper con sus estampas a la vez anodinas y terribles.
[…] No todo está en la superficie en estos cuentos, no todo se dice. EnLos trigos tan azules hay muchas zonas vacías que tiene que rellenar el lector con su sensibilidad. Algunos relatos están atravesados por una grieta insalvable que separa lo real de lo onírico, la culpa del apego, la luz de la oscuridad o el tú y el yo […].
No se sale indemne de las historias que nos cuenta Miguel Ángel Malo en Los trigos tan azules, pero quiero pensar que este es el único objetivo exigible a la literatura.
Paz Monserrat Revillo
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