El pasado día 24 se presentaba en la Biblioteca Francisco Villaespesa de Almería Opium, de Isabel Rezmo. La presentación estuvo a cargo de la poeta María Ángeles Lonardi. Os dejamos las maravillosas palabras que preparó para el acto:
Hace unos meses, me llamaron de la Biblioteca y me propusieron hacer una presentación para este libro Opium, y acepté encantada porque el título me resultaba interesante, pero en realidad, el verdadero motivo fue porque conozco a su autora. Isabel Rezmo.
Isabel nació en Úbeda, Jaén 1975. Es más joven que yo. Es poeta formadora, prologuista, gestora cultural. Directora adjunta de la Revista Proverso y colabora con varias revistas digitales y en papel como Pesís.es. La Alcazaba, Hebras de Guadix, El corredor del Mediterráneo, etc y ha sido traducida al rumano, armenio, inglés, hebreo, italiano, catalán, portugués, árabe y ruso.
Realiza una gran actividad radial y como docente se enseñanza para niños.
Ganadora de varios premios y participa muy a menudo en encuentros de escritores nacionales e internacionales. Coordina el Encuentro internacional de Escritores de Poesía que realiza desde hace seis años en Úbeda y Baeza.
Nos conocimos por internet y personalmente en Córdoba en el Quejío de Córdoba con Festival Grito de Mujer.
Poemarios publicados: Paisajes de una dama (2013) reeditado por Proverso en 2019, en 2015 publica Manual de iniciación a la poesía, Ego Amare y Oxido (junto a Inma J. Ferrero), Habito (2016) y Tempo (2018).
Escribir sobre un libro que escribe otra autora es un riesgo. Un riesgo que volvería a asumir, porque me he sorprendido gratamente, y desde la primera página, me he felicitado por aceptar el encargo.
Ha sido un disfrute continuo, muy enriquecedor y es mi deseo que, a todos los que hoy se han acercado a conocer este libro, a esta autora, puedan descubrir lo que da sentido a estos versos, a este poemario precioso.
Saber que ha sido publicado por Editorial Nazarí condiciona un poco, porque ellos cuidan que sus autores sean de prestigio.
Les aseguro que leerlo, los envolverá en una atmósfera atrapante y no exagero.
Hoy en día, sentimos que es oscuro el tiempo que nos toca vivir y nuestra misión es iluminarlo, con palabras, sembrar esperanza, avanzar ante la adversidad y mantenernos firmes e intransigentes ante la injusticia. Isabel, como poeta comprometida con su tiempo, nos propone “abandonarnos” dejarnos llevar por el aroma que desprende cada verso, hipnotizados con esa esencia que ella sabe derramar generosa en cada verso y que ofrece una especie de “encantamiento” a medida que avanza la lectura. Y si consumir opiáceos es pecado, pues a partir de hoy, seremos todos pecadores porque estos versos, que huelen a sándalo y a almizcle, embrujan y se hacen cautivadores, necesarios e imprescindibles.
De la palabra es de lo que nos servimos los poetas para llevar nuestro mensaje a los corazones que vibran inconformes y las mentes que resisten, más allá de todas las derrotas. Y, como impulso, convirtiendo el mensaje en lluvia fértil que fertiliza, nos valemos de palabras para esparcir la poesía.
Las palabras son creíbles cuando los actos las sustentan, cuando adquieren valor, cuando las cargamos de mensaje y sentimiento.
La propuesta de la autora es simple y a la vez compleja. Por eso nos lleva “como encantados” hacia un lugar utópico, hacia el más allá. Nos propone liberarnos de ataduras y elevarnos, en busca del éxtasis. Nos invita a volar, sin temores, sin pensar ni temer la deriva para devolvernos a nosotros mismos, a nuestro propio reflejo.
Y destaca también la soledad del poeta después de un verso como en el poema final de pág. 121.
“El poeta está solo después de un verso”/ Está solo antes de afinar sus dedos. / El poeta está solo después de un verso./ Siempre./ Aunque él no lo crea./ Cantando solo.”
Maneja hábilmente el simbolismo y los recursos literarios como la metáfora, encabalgamientos, imágenes sensoriales y la comparativa, entre otros.
Se divide en dos partes, que aparecen nombradas solamente en el índice: Las damas aguardan su momento y La pureza de una revolución puede mantenerse quince días.
Todos los poemas van numerados con números romanos.
Los primeros poemas parecen prosa poética y luego se estiliza la forma. Son poemas templados, serenos, producto de la vigilia del poeta, madurados y nos hablan de cuestiones trascendentes y fundamentales.
La poeta extasiada encuentra el verbo y el hallazgo la hace flotar. En la elevación dibuja una estela y nos arrastra por entre los olivos, más allá de las sombras. Incide, te provoca, te grita y te muerde. Tienes que oírla. Tienes que leerla… Pero, al mismo tiempo, como dice José Herrero en el epílogo: “Sus versos dulcifican el aire”.
Los poemas finales son más duros, directos, inquisidores, dolorosos y fuertes. Aparecen fantasmas, memoria, muerte, sombras, solidaridad, realidad desfigurada, mágica, rara…pero que fascina.
La parte intimista del libro es desgarradora pero hay amor y esperanza, poemas dedicados a Siria, a Ciudad Juárez, los enfermos de Alzheimer… como símbolo de compasión y comprensión solidaria con las desgracias ajenas que a veces, no son tan ajenas…
La poeta ha crecido y esto se nota en la evolución de sus versos.
Sin dudas, es clara y perceptible la huella que han marcado Vicente Aleixandre y Miguel Hernández, sus grandes referentes.
Quiero detenerme especialmente en este poema XXIX pag.111 que nos muestra a una poeta comprometida y hasta incitadora, revolucionaria diría yo. Y dice al final: “Así mientras huestes demoníacas siguen usurpando /nuestra rutina, miles de casos de mierda, gritarán todos/ los días, mientras nosotros no hacemos nada, solo seguir/rezando; tal vez cerrando los ojos”.
Y nos exhorta, nos llama a la reflexión, a arremangarnos para hacer algo, a involucrarnos para cambiar el mundo y dejar de mirar para otro lado.
La publicación de un libro es una manera de hacer partícipe al otro. Es asistir a un alumbramiento, y este en particular, se compone de un ramo de poemas que nos ponen frente al camino, confirmando que no estamos solos, que juntos, lector y poeta, podemos descubrir la esencia de la vida y su sentido, aunque para ello tengamos que consumir Opium de principio a fin! Y entonces el camino será más nuestro, más llevadero, más intenso, más vivido…
Una promesa de salvación o de redención o la condena por los pecados más repetidos de lo que quisiéramos aparece en este poema, sin título de página 119. Dice la Biblia: «No dejes que tu mano izquierda sepa lo que hace la derecha». Gran frase que aunque considerada un refrán, en realidad está extraída del evangelio de San Mateo, capítulo 6, versículo 3. La poeta nos habla de los cinco dedos. He aquí una nota sobre su poesía mística.
Y después de consumir Opium totalmente envenenados con la palabra y el verso de Isabel Rezmo nos atrevemos a traspasar todos los umbrales, porque estos versos van más allá, donde todo es, donde los límites se desvanecen.
Pero no hay nada mejor que escuchar estos versos, estos poemas en la voz del poeta. Así que, escuchemos a la autora. Bienvenida Isabel.
María Ángeles Lonardi
Almería, mediados de enero de 2020.